PINEDO LIPNIK, HELENA
Este poemario es una recopilación de vivencias íntimas y experiencias profundas que marcaron mi vida durante cuatro décadas, dejando acíbar en los labios, sangre en la pluma y un viejo contrabando de esperanzas por legalizar. He recorrido muchas sendas, sé que no hay extensión más grande que mi herida. Ahora, que materializo este sueño largamente anhelado, no sé con exactitud si siempre he estado loca y con esos matices de alienación mental escribí los poemas, o si, por el contrario, la musa me permeó tanto que terminé desquiciada, como lo estoy hoy. En todo caso, el lector deberá ser asiduo, y digo asiduo porque deberá leer más de una vez los poemas para que las estrofas y versos se interioricen en su ser y lo transporten a esos escenarios que dieron forma y contenido a la evocación de momentos exquisitamente deliciosos por su ternura y amor, y desgarradoramente dolorosos por el hastío y la frustración del ejercicio inútil de amar a quien nunca nos correspondió.
Escribir poemas es un placer profundo que nos muestra muchas veces agotada la faena y nos demuestra que la vida siempre es la antagonista de nuestras penas, aun cuando insistamos en perpetuar el sufrimiento. A través de elementos metafóricos, soñadores y precisos he dedicado poemas al amor y al desamor, a la tristeza y a la nostalgia, mi fiel compañera. A esos instantes de erotismo pervertido, muy contrarios a mi apacible semblanza. Para amar se requiere mucho más que la disposición permanente de hacerlo sin medida, se necesita la renuncia profunda de sí mismo y sondear, con minuciosa precisión, los matices de la alienación mental, así como los rasgos que tipifican la locura. Es preciso vivir al borde y traspasar constantemente los límites.